viernes, 21 de diciembre de 2012

Cuenta regresiva



 (acrílico y tinta sobre papel)

diez segundos para el fin
nueve planetas monumentales
exhiben su insolencia en hilera
cuando no pueda retener tus manos en mis bolsillos
a  las ocho horas y minutos
de la enrarecida mañana terrenal
acontecidas las siete profecías
cuando no puedas maldecir más a la vida por gastarnos esta broma
maravillosa ocurrencia de reunirnos
distinto tiempo mismo lugar
con el rayo cósmico y los seis cometas
delineando chispas en el cielo
cuando no podamos encontrarnos en ninguna esquina
el sol desquita su fuego sobre los cinco continentes
después de cuatro días de oscuridad plena
y  tres sombras desorientadas
cuando nadie pueda hallar rastros de nuestra historia
ni siquiera dos palabras
voy a pintar por dentro de mis ojos los tuyos
y en ese sueño apacible  a lo mejor dirías
te buscaré a vuelo de un elefante rojo.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Mirando el mar


Albemar miraba el mar desde aquel cuadrito colgado en la pared del comedor.  ¿Cuándo fue la última vez que Albemar estuvo en el mar? ¿Y la primera? En Aguamaría quedan algunas imágenes de esa primera visita. El viaje en tren una noche heladísima de marzo. Una calesita musical con pequeños conejos dibujaba círculos al pie de la interminable escalera blanca del Hotel de Mayo. Estrellas de mar viajaban de contrabando en un baldecito rosa. Y Albemar iniciando el ritual, perfumar su piel con agua marina en una última zambullida antes de subir al tren del regreso.
Un día Albemar buceó en los bolsillos de su memoria. Entre antiquísimas redes reflotó sirenas hermosas que jamás llegaron a cantarle al oído, barcas en las que nunca navegó, playas que no guardan sus huellas, la  ilusión juvenil de ser marinero.  Amarrada allí estaba la voz materna que había olvidado, la acomodó en sus labios.Aguamaría se enternecía escuchándolo, al tiempo que descubría las mismas redes hilvanadas en sus propios bolsillos. 
Quisiera esparcir en la playa hoy desierta las estrellas de mar que una vez robó, los caracoles de todos los collares que enhebró. Ver de nuevo las almejas escurriéndose en la arena espejada. Mira a Albemar, que mira con anhelo a través del cuadrito. Desearía devolverle el mar. Repetir una vez más el rito. La sal de la vida de nuevo en su piel. 

martes, 6 de noviembre de 2012

Otra metamorfosis


Al despertar una mañana, después de un sueño intranquilo, se encontró en su cama convertido en un Andiperla Willinki.
Reducido a un minúsculo insecto color miel de apenas dos centímetros, su presencia dejó de ser percibida por los demás. La indiferencia fue transformando su entorno en un gélido paisaje. El desamor cristalizó hasta el aire. La acumulación excesiva de hipocresía construyó un manto compacto sobre su territorio original. Una monumental masa de hielo comenzó, despacio, a deslizarse sin rumbo aparente sobre el lago helado del olvido.
Como si hubiera una intención de moldearlo, de poner a prueba su plasticidad, fue sometido a fuerzas que arrastraban, comprimían y retorcían su cuerpecito frágil. Pero soportó a la intemperie cada tormenta. Desarrolló una asombrosa capacidad para sobrevivir ante condiciones extremas. Se cubrió de una extraña sustancia, una especie de anticongelante natural, que protegió su interior y evitó que se le endurezca el corazón. Sus tres pares de patas aprendieron a hacer equilibrio en un suelo que fue hostil. Comenzó a tener hábitos necesariamente nocturnos. Supo saborear la adrenalina de internarse en las profundidades de las grietas azules, y descubrió que otros mundos existían ocultos.  También se hizo vegetariano.
El agua, como siempre, fue socavando las imponentes montañas de hielo. Desde muy abajo, desde lo no visible, como suceden los verdaderos cambios. Silenciosa, constante y gradual. A la espera  del instante menos pensado, por más imaginado que sea. Un hecho casi insignificante, como puede perfectamente haber sido el estornudo de un ñandú petiso que pasaba por ahí, una piedrita que venía haciendo sapito desde una orilla muy lejana, el fa sobreagudo de Edda Moser cantando La reina de la noche que por accidente llegó desde el Voyager, el aleteo del colibrí corona granate, o quizás un beso. La contingencia necesaria, muy necesaria, para que la ciudad del témpano se derrumbe y plaf!, acabe sumergida.
Después, poco se supo después sobre la vida del exótico insecto.




viernes, 24 de agosto de 2012

Naturaleza muerta

Desde el diván habló de la tristeza que insiste en adueñarse de su voluntad. De una antigua angustia que regresa en medio de la noche como un espectro. De la suma de acontecimientos desafortunados que coinciden en desencadenarse al mismo tiempo. Del agua. Del agua que empapa las paredes del cuarto. Del agua que cae incansablemente sobre su cuerpo, representación pictórica, objeto inanimado de una naturaleza muerta. Del agua que corre silenciosa entre los cimientos destilándose en los sueños. Del agua salada que se acumula y de los vanos intentos en contenerla.
Desde el diván se ahogaron las palabras.




viernes, 20 de julio de 2012

El mito de Apolo y Dafne


"El mito es la parte oculta de cada historia, la parte sepultada, la región que todavía está sin explorar porque todavía no hay palabras que nos permitan llegar allí...El mito se alimenta del silencio tanto como de las palabras"
Italo Calvino
Los protagonistas.
Apolo, de esencia y naturaleza divina. Dios del sol, la medicina y la curación, la verdad y la profecía. Patrón de la música, la poesía y el arte, razón por la cual las musas habitaban junto a él.

Dafne, una ninfa. De espíritu también divino, pero menor que los dioses, claro. Extremadamente bella. Su presencia vivifica a la naturaleza y también las pasiones de cuanto mortal o inmortal encuentre a su paso.

Eros, dios del amor y el deseo. Responsable de un sinfín de enredos amorosos entre dioses, semidioses, ninfas, hombres, mujeres, querubines y demás almas de este y de otros mundos.

El cuadro de situación.

Dafne, como ninfa que era, se encontraba en plena preparación de su última metamorfosis.

Apolo, en cambio, habiendo acabado con la temible Pitón, andaba aburrido por ahí, canturreando y tocando la lira, regalo de Hermes.

Eros iba muy entretenido haciendo de las suyas, creando lazos de amor, a puro flechazo.


Los hechos.

Quiso la providencia reunir a los tres en los jardines de Delfos. A Apolo se le cruzó Eros entre ceja y ceja. A Eros no le tembló el pulso para lanzar su venganza. Y a Dafne la incluyeron en el pleito por pura casualidad. Aunque las casualidades no existen, al universo le gusta un poco de diversión de cuando en cuando.

Las dos flechas fueron certeras. Apolo recibiría el oro despertando en él un deseo desaforado de poseer a la ninfa. Dafne, premiada con cargar de por vida todo el peso de la flecha plomiza. Eros, misión cumplida, se esfumó, para variar, dejando a la buena de Zeus a sus flamantes víctimas.

El espanto llevaba a la ninfa volando por el bosque y desaparecía del acosador con inusual rapidez cada vez que éste se le acercaba. Pero el deseo que ardía como un torbellino de fuego dentro de él era capaz de arrasar con cualquier obstáculo. La persecución no duró demasiado tiempo y Apolo finalmente la alcanzó.

El desenlace.

Dafne pudo ver en un flash su vida en manos de Apolo. Adiós proyectos, sueños y deseos de libertad. Desesperada invocó la figura de su padre, el río Peneo, como último recurso. Peneo logró impedir que fuera de Apolo, convirtiéndola en un árbol de laurel. Tremenda libertad le fue otorgada.

Dicen que el deseo de Apolo de poseer a la hermosa ninfa persistió y que luego de varios intentos frustrados llegó a su territorio lunar un día como hoy hace exactamente cuarenta y tres años y plantó bandera en ella.

También dicen que es mentira y que, en algún momento de esta historia, Apolo descendió de la categoría de astro rey a la de asteroide, condenado a orbitar alrededor de la tierra del laurel eternamente.

En tanto que Dafne, se resiste a la condena de ser un simple ornamento y continúa velando cual crisálida su transformación.

martes, 1 de mayo de 2012

El cuarto de Tula


Lo primero de todo es honrar al sueño y respetarlo.
Así habló Zaratustra. F. Nietzsche


Fue en una caliente noche caribeña.  Tula en su cuarto, tratando de dormir. Recordaba las palabras del sabio, “debes reconciliarte contigo misma”. ¿Te perdonaste todas las culpas, Tula? Sabía que para dormir bien debería llegar a hacerlo. ¿Hallaste las diez verdades del día?  Tula no distingue ya la verdad de la mentira. Su alma seguía hambrienta. ¿te reíste hoy lo suficiente? Quizás. Pero de dónde la angustia, el nudo en el estómago. ¿estás en paz con dios y con el diablo? Y Tula rumiando. Las preguntas del sabio, la soledad, la noche, la ausencia, el corazón sangrando. Resignada, esperaba el día. Un calor sofocante inundaba su cuarto, y a esas horas solo deseaba despertar sobre el mar. Parece que al señor de los sueños le dio pena, porque finalmente vino por ella. Cerró sus párpados. Tocó su boca. Se apoderó de sus pensamientos, como dice el sabio. Tula, sin pensamientos, liviana como una pluma, se dejó llevar por extraños mundos de amor y locura. Y sucedió que se encendió como nunca. Su cuarto destellaba. Alguien gritó “Tula cogió candela!!” y todo el vecindario corrió para apagar el fuego. Allá fueron  Ibrahim Ferrer, Elíades, Puntillita. Carlos se quedó mirando.
Son muchos los que no creen la historia del sabio y del señor de los sueños. Afirman que Tula se encendió porque se quedó dormida, no apagó la vela y ya.




domingo, 25 de marzo de 2012

Por el cielo


Cartas de amor
transacciones comerciales
poemas y formularios
coloquios conferencias intimidades
Búsquedas enlaces despedidas
secretos y confesiones
mensajes de un instante
interminables conversaciones
Privilegios en públicos dominios
claves permisos restricciones
protocolos y ceremoniales
intrusos informales
Bitácoras, biografías no autorizadas
programas de tevé y radiales
ilustraciones y fórmulas
La Gioconda informes empresariales
Identidades ficticias y reales
caballos de ajedrez, también troyanos
solicitudes de amistad y armas nucleares
remedios para todas las enfermedades
Amenazas y súplicas
robos y malversaciones
denuncias y veredictos
cadenas de oraciones
Retazos de películas
caseras, profesionales
incontables partículas de música
noticias y publicidades
Símbolos encriptados
textos imágenes voces
navegantes y náufragos
juntos enmarañados suspendidos
en el espacio etéreo de este vacío.
¿es eso lo que percibís
cuando mirás el cielo?